Journaling
El Lado Oscuro Del Modelo Solar En Puerto Rico
Jun 19, 2025
En Puerto Rico, todos compartimos una misma frustración: la luz se va, sin aviso, sin lógica, sin solución real a la vista. Y en medio de esa incertidumbre, muchos han encontrado esperanza en la energía solar. Tener placas en el techo suena como sinónimo de libertad. Pero, ¿lo es?
Este blog no es para decirte que no pongas placas. Todo lo contrario. Es para ayudarte a ver cómo funciona el modelo actual, qué hay detrás de los contratos, y por qué tantas personas terminan atrapadas en acuerdos que les dan luz... pero también dolores de cabeza.
¿Por qué tantas personas están firmando contratos sin saber?
La mayoría de las personas que firman contratos de energía solar en la isla lo hacen porque no quieren quedarse sin luz. Y eso se entiende.
Hay personas que trabajan desde su casa, familias con niños, personas con condiciones médicas, estudiantes que necesitan internet... Vivimos en un sistema eléctrico que no da abasto. Así que cuando alguien toca tu puerta y te dice “vas a tener luz aunque se vaya la autoridad”, el alivio que eso provoca puede hacer que no pienses más nada. Solo dices: “¿Dónde firmo?”
Pero aquí es donde entra el problema: la mayoría no se educa bien antes de firmar. No leen los contratos completos. No hacen preguntas. No comparan precios reales. Y no es por falta de responsabilidad, es que nadie te lo explica claramente. Por eso decidí escribir esto. No para juzgar. Sino para dar la información que muchos desearían haber tenido antes de meterse en algo de 25 años.
1. El precio mensual suena bien… pero no es fijo
Muchos sistemas se ofrecen sin pronto pago y con mensualidades accesibles, por ejemplo $85 o $95 al mes. Suena como una ganga, sobre todo si tu factura de luz es más alta. Pero lo que no te dicen con tanta claridad es que ese pago sube todos los años.
Y no es que sube poco. La mayoría de los contratos tienen una cláusula de aumento automático, entre 3% y 4% anual. En el momento no parece grave, pero al pasar los años te das cuenta de lo siguiente: lo que empezaste pagando como una solución económica termina costando más que tu factura de luz original.
2. Contratos largos con pocas salidas
Muchos contratos son de 20 a 25 años. Y casi ninguno tiene opciones de salida sencillas. Eso significa que si en algún momento:
Te mudas,
Pierdes tu trabajo,
Te divorcias,
O simplemente ya no puedes pagar...
Salir del contrato puede costarte miles de dólares. Incluso si vendes tu casa, el nuevo comprador tendría que aceptar transferir el contrato. Y no todos quieren eso. De hecho, muchas ventas se complican por este detalle.
3. No eres dueño del sistema
Este punto es importante: no todos los sistemas solares que ves en los techos son propiedad del dueño de la casa. Muchas veces, la compañía sigue siendo la dueña, y tú lo que haces es alquilar el sistema o pagar por la energía que genera.
¿La diferencia? Si tú no eres el dueño:
No puedes modificarlo.
No puedes instalar batería adicional por tu cuenta.
No puedes moverlo si te mudas.
No puedes reclamar créditos contributivos.
No puedes llamar a cualquier técnico si se daña.
Estás limitado a lo que diga el contrato. Y eso, con el tiempo, se puede sentir como si tuvieras un sistema “prestado” que no puedes manejar libremente.
4. Si se daña, no tienes el control
Aunque muchos contratos incluyen mantenimiento, no siempre es tan fácil como suena.
Hay personas que han pasado semanas sin batería porque el sistema se dañó y no había técnicos disponibles. O porque el servicio no cubría exactamente lo que se dañó. Y como tú no eres el dueño del sistema, no puedes llamar a otro técnico para que te lo repare. Tienes que esperar a la compañía.
Imagínate tener placas solares... y aún así estar sin luz.
5. El mercado está hecho para que no puedas comprar
Una de las mayores frustraciones es que en Puerto Rico casi no existen compañías que simplemente te vendan el sistema. Casi todas las ofertas están amarradas a contratos, financiamientos, mensualidades o planes de servicio.
Es decir, no puedes ir a una tienda, comprar el sistema con batería, contratar a un electricista e instalarlo. Al menos, no fácilmente. Todo está diseñado para que firmes un contrato largo con condiciones que ya vienen preestablecidas.
6. Si tu vida cambia, el sistema no se adapta
La realidad es que la vida da vueltas. Lo que hoy puedes pagar con comodidad, quizás mañana se vuelve una carga. Pero los contratos de energía solar no están diseñados para adaptarse a ti.
En muchos sentidos, son incluso más rígidos que una hipoteca. No te dan margen de maniobra si tu situación cambia. Y eso puede convertirse en una carga emocional, además de económica.
¿Cuánto terminas pagando realmente?
Vamos a los números.
Supón que firmas un contrato típico de 25 años con una mensualidad inicial de $95, con un aumento anual de 3.9%. Este es un resumen de lo que terminarías pagando:
Año | Mensualidad aprox. | Pago anual estimado |
---|---|---|
1 | $95.00 | $1,140 |
5 | $110.71 | $1,328 |
10 | $135.21 | $1,622 |
15 | $165.00 | $1,980 |
20 | $201.20 | $2,414 |
25 | $245.30 | $2,943 |
Total estimado pagado en 25 años:
→ $43,700
Y recuerda: en este modelo no eres dueño del sistema.
Entonces, ¿qué hacemos?
No se trata de decir “no pongas placas”. Se trata de que no tomes decisiones en base a la desesperación. Porque cuando firmamos sin saber, nos quedamos sin luz o nos metemos en un lío que dura décadas.
La energía solar tiene potencial. Pero el modelo como se está ofreciendo hoy en día no siempre está hecho para beneficiar al consumidor. A veces parece más diseñado para garantizar ingresos estables a las empresas, no para darte libertad energética.
La razón por la que escribí esto
Es frustrante ver cuántas personas han caído en estos contratos simplemente porque no sabían qué preguntar. Porque confiaron en el vendedor. Porque estaban hartos de vivir a oscuras. Porque pensaron que no había otra opción.
Yo no trabajo para ninguna compañía. No vengo a venderte nada. Escribí esto porque me he dado cuenta de que nadie se toma el tiempo de explicarle a la gente cómo funciona esto de verdad.
Y si tú llegaste hasta aquí leyendo, ya tienes algo que la mayoría no tiene: conocimiento. Y con eso puedes tomar mejores decisiones. Puedes ayudar a otros a entender. Y puedes exigir algo mejor.
Conclusión
En Puerto Rico, todos queremos independencia energética. Pero no podemos permitir que la solución se convierta en una nueva trampa. Informarte no te cuesta nada. Pero firmar sin saber… te puede costar miles de dólares y años de frustración.
No firmes a ciegas. No te dejes llevar solo por el miedo a quedarte sin luz. Hay otras maneras. Y tú tienes derecho a una opción que realmente te beneficie.
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